Arnaud


Leopoldo Valentín Patricio Arnaud Orge nace en Cangas el 17 de marzo de 1858. Es hijo de Leonardo Arnaud y Carmen Orge. Nieto de Lázaro Arnaud, natural de Marsella y de María de la Concepción Gómez, de Vigo y de Francisco Orge Novegil, natural de Marín y de Teresa Landeyra de Santiago.

El matrimonio tiene, al menos, cuatro hijos: Leonarda, Leopoldo, Francisco Aurelio que fallece con tres meses y una niña que fallece el día siguiente de nacer.

Su padre, Leonardo llega a Cangas en 1845 para ocupar plaza de médico municipal y que años después, en 1856, tendría que afrontar la crisis de la epidemia de peste que desde el lazareto de San Simón llegaría a la villa canguesa, en la que se establecería hasta su muerte por gangrena el 15 de septiembre del año 1894.

Asimismo es sobrino de César José Arnaud –hermano de Leonardo- que fue alcalde de Cangas en dos etapas, (1860-61) y (1881-1883)

Leopoldo se casó en Estados Unidos con la joven Miss Fortunée Zacharie. La relevancia del evento se entiende al aparecer reseñada en el “New York Times” el 21 de marzo de 1894.



Imagen:

Nota en el New York Times

En el texto lo describen como prominente viajero, científico, autor tanto en España como en Hispanoamérica, delegado de la República Argentina en la Exposición Mundial de París en 1889 y cuatro años después en la de Chicago.

También es Cónsul de Perú en Chicago y secretario de la Cámara de Comercio de España en Nueva York y como tal, visita Cangas en 1916 con la intención de impulsar una ruta marítima que uniese Vigo y Nueva York en una línea regulares que tardase cuatro días y medio por trayecto.

Es Doctor en Ciencias Naturales por lo que en 1884 emprende una serie de exploraciones por el Chaco Austral argentino con encargo del propio gobierno argentino. Estos viajes los relató en el libro "Del Timbó al Tartagal: Impresiones de un viaje a través del Gran Chaco". Imp. El Río de la Plata, Buenos Aires, 1889.


Libro que además de ser un estudio científico es un relato de sus días como explorador y que presentara en la misma Exposición de París a la que acude como representación de Argentina. Por esta expedición recibió la Medalla Argentina de Oro como jefe del equipo científico.

Las exploraciones

(Por Ricardo Alonso)


Hacia fines del siglo XIX, la República Argentina había definido la mayoría de sus límites, pero aún quedaban regiones inhóspitas sobre las que no se tenía control. El Chaco, a Patagonia y lo que hoy es la Puna Argentina, que se encontraba en un limbo geográfico.


Benjamín Victorica (1831-1913) fue un abogado argentino de larga actuación cívica, política y militar. Peleó en Caseros y otras batallas. Llegó a general y se desempeñó como Ministro de Guerra en las presidencias de Derqui y Roca. Lideró personalmente la llamada Conquista del Chaco (1881-1884) o "Expedición Victorica". Guerreó contra los nativos y fundó pueblos. Se le ofreció la candidatura a presidente, que declinó. Fue miembro de la Corte Suprema de Justicia. A su muerte, a los 82 años, fue velado en la Casa de Gobierno y enterrado con honores en el cementerio de la Recoleta. Situada en la parte noreste de Argentina, la región del Chaco es parte del Gran Chaco en la cuenca del Río de la Plata, una extensión masiva y semiárida de bosques densos que se extienden entre el sureste de Bolivia, el norte de Argentina, el norte de Paraguay y partes de los estados brasileños. Ante la dificultad de avanzar por la vegetación, las tribus indígenas y la falta de agua, Arnaud deja escrito que “[…] los indios, las bestias, los reptiles mortales, ese era el cuadro al que me enfrentaba. Nadie puede entender del todo la sensación que atraviesas al pisar un terreno totalmente virgen, en una tierra en la que no hay ni el más mínimo rastro de hombre civilizado […]”  Aunque aislado y poco atractivo, el Gran Chaco se convirtió en un territorio en disputa a partir de 1810 que culminó en la guerra del Chaco de 1932 a 1935 entre Bolivia y Paraguay. Impulsada por el deseo de Buenos Aires de hacer avanzar la civilización y el progreso, Argentina organizó una serie de expediciones desde 1870 hasta 1884 para pacificar a la población indígena. En octubre de 1884, bajo el mando del general Benjamín Victorica se organizó la campaña militar más grande jamás realizada en el chaco en la que, obviamente, los indígenas no fueron demasiada resistencia ante la caballería. Equipos de científicos, técnicos e ingenieros acompañaron al ejército con el mandato de estudiar y cartografiar el área y recopilar datos sobre su geografía; flora, fauna y pueblos. Al frente del equipo científico estaba Leopoldo Arnaud, quien posteriormente publicó en 1889 el libro que desgranaría dicha expedición. Fue la primera vez que se documentó la existencia de petróleo en Salta. 

Arnaud –el sabio, le llamaban- había hecho escala en Cuba antes de llegar a Argentina. Plasmó la expedición en un par de libros a sumar al informe que elevó a sus superiores y que obra en el voluminoso diario de la Campaña Victorica al Chaco. Una de ellas es "Del Timbó al Tartagal" (Buenos Aires, Imp. de El Rio de la Plata, 1889). Este libro fue el producto de un año y medio de recorridos por el Gran Chaco investigando paso a paso los componentes de los suelos, el clima, la topografía, flora, fauna, recursos mineros con observaciones valiosas para la posteridad. Fue el primer descubridor de petróleo en la zona de Tartagal conocida como Las Lomitas, Además cuenta en sí las peripecias del viaje, como el episodio con los Oak. El otro libro de Arnaud se titula “Una expedición por las regiones mineras del norte de la República”.


Este libro fue el producto de un encargo del gobierno argentino para recabar datos para la memoria que debía escribirse, por parte de la Comisión Central de Minería, para la Exposición Universal de París de 1889. 


Capítulo LA TRIBU DE OUK-KOH  (*) Del libro ·”Del Timbó al Tartagal: impresiones de un viaje a través de Gran Chaco” 

Un nuevo cristiano habitaba en las cercanías la tribu del renombrado cacique Ouk-Koh. Cuatro kilómetros al Norte del campamento, se extendía en numerosos toldos ocupando la ladera de un espeso bosque. Acompañado de un cabo y ocho hombres, me adelanté hasta los dominios del reyezuelo. En el momento de nuestra llegada, se produjo entre ellos un desconcierto y completo desorden. Grupos que se diseminaban poniéndose aislados en precipitada fuga hacia el bosque, otros que se guarecían en los toldos, otros que se agrupaban en señal de guerra en los toldos opuestos á los de nuestra entrada, Era todo aquello un maremágnum que fue calmándose con nuestra pacifica presencia. Pregunté por medio del lenguaraz cual era el toldo del' cacique y al poco rato me rué presentado. Era Ouk-Koh un hombre joven, vigoroso, de regular estatura y musculatura atlética. Sereno, de mirada franca y sostenida. Color muy oscuro, pelo largo hasta la espalda y desgreñado. Su aspecto revelaba un carácter díscolo y su fama era de cruel y sanguinario. Cambió con él el lenguaraz las palabras que yo le indicaba, y conocedor Ouk-Koh del fin que allí nos llevaba, me prometió amistad dándome la seguridad de que su gente no me sería hostil. Se componía su tribu de200 hombres de lanza y 300 ó más de chusma (mujeres, niños, inútiles, etc.) La calma fue restableciéndose y las gentes fueron saliendo hasta rodearnos ~r contemplarnos como objetos raros. Entré en su toldo en el cual había tres mujeres inmundas, ocho muchachos de edades variables entre uno y doce años y una multitud de perros escuálidos. El rancho consistía istia en unas ramas cruzada] y cubiertas de paja y en el interior se hallaban en desorden pieles de aguará y jabalí, bolsas y tejidos de chaguar, ollas y cacharros de diferentes formas, redes y flechas, arcos, lanzas y otras armas en gran cantidad. Vestía Ouk-Koh un trapo de chaguar atado á la cintura que le cubría hasta medio muslo. Llevaba envuelto en el cuello un collar que consistía en una serie de vértebras de pájaro ensartadas en un hilo de chaguar y en la muñeca derecha ceñía un brazalete de cuero de iguana. Defendía sus píes con dos pedazos de cuero que sujetaba al dedo gordo y al tarso por medio de correas. Lo convidé a tomar ginebra de la muy poca que ya quedaba en el campamento para estos casos-y me pidió tabaco que le facilité. Andaban los soldados haciendo las delicias de los indios cambiándoles objetos de su uso, por miel, pieles y otros utensilios de los "que los indios pueden disponer. Permanecía yo en el toldo de Ouk-Koh y acariciaba á uno de sus pequeñuelos corno de dos años de edad, que al revés de los demás chiquillos de la tribu que huían ó se ocultaban al llamarlos, éste se me aproximaba a jugar con la cadena del reloj ó la empuñadura del machete ó del revólver. Halagaba así por otra parte al cacique mimándole á su, al parecer, predilecto hijo. Yo, aficionado al trato de las criaturas, veía en mi nuevo amiguito un elemento de distracción durante mi permanencia en aquel territorio. Lo llevaba á mi carpa, le proporcionaba juguetes y golosinas, y estaba el chiquillo sin despegarse un momento de mi lado. Seguía mi amistad inalterable con Ouk-Koh, quien daba frecuentemente víveres, tabaco, carne, las hechuras de la carneada, y todo aquello que ellos tienen en gran estima.

Una noche se sintió agitada la caballada y voces de los centinelas que la cuidaban: se puso la gente en movimiento, cercó á los animales de los cuales afortunadamente no faltaba ninguno. A la luz de las hogueras que para ahuyentar tigres se colocan en diferentes lugares. Vieron los centinelas pasar indios en precipitada fuga. No había duda de que los indios pretendían robarme algún animal. Fui al día siguiente ú los toldos y amenacé severamente á Ouk-Koh que negaba tener conocimiento del hecho. Tardes después me vi atacado á flecha por indios ocultos en el monte, en momentos que exploraba campos al E del campamento y buscaba los orígenes de un cauce seco que por allí pasa. Dispersé á los indios á tiros y volví al campamento dispuesto á no tolerarlos un día más. Llevé la' gente armada, cerqué el terreno que ocupaba su toldería y descarga tras descarga los hice refugiar en el monte inmediato al cual pegué en seguida fuego para que las llamas se encargaran de alejarlos ó exterminarlos. Entre los chiquillos que quedaban en los toldos, estaba el hijo de Ouk-Koh mi protegido á quien recogí dispuesto á cambiar el trabajo que me proporcione y las dificultades ímprobas que tenga que vencer' hasta hacerlo llegará poblado, por la satisfacción de traer al concierto del mundo civilizado á un ser que la suerte le tiene reservado el martirio la esclavitud la opresión y la barbarie. Levantada acta del hecho y firmada por todos los presentes, queda pues en mi poder esta criatura que desde ahora se llama Leopoldo Arnaud de Ouk-Koh, armonizando así en su nombre el mío á quien deberá la vida psíquica y el de su padre á quien debe la vida material" En la fecha en que este libro ve la luz, se halla en España al cuidado de mi familia recibiendo la educación primara propia de su edad. Nos era ya preciso salir de' aquel campamento para dirigirnos hacia la frontera de la vecina república. . Se nos ofreció corno vaquero el Sr., Juan Antonio Villagran, morador de las cercanías de Orán y conocedor de toda la zona y ernpreudí marcha con el Sr. Donegani con rumbo al Tartagal á fin de determinar las coordenadas de aquel punto y estudiar todo el terreno que sirve en la actualidad de límite entre las repúblicas argentina y boliviana. Dispusimos, pues, nuestra marcha con tres Ululas que condujeran los instrumentos y efectos más necesarios, acompañados de diez soldados que á la vez nos sirvieran de asistentes, y quedó el teniente Garrnendia esperando la contestación de chasque y debiendo incorporarse á nuestro regreso para proseguir hasta la ciudad de Salta en dónde con nuevos elementos debemos emprender la marcha á recorrer la Quebrada del Toro por Humahúaca, terminado que sea nuestro itinerario y después de conocida la parte alta del Chaco por Iruya y Oran. Salimos el día 27 de Febrero acompañándonos el capitán González hasta la Soledad en cuyo lugar nos detuvimos todo ese día, siendo objeto de singulares obsequios por parte de la amable familia del Sr. Villagran que habita en aquel lugar. Salimos el 28con rumbo N. N. E. hazla Santo Tomé, en donde pernoctamos. La naturaleza del terreno y la vegetación es exactamente igual a la que fuimos dejando hasta el campo del Cuervo, y esto pasa en .cualquier otro lugar del Chaco. Su formación es siempre la misma y su descripción tiene siempre que pecar de redundante y monótona. Pasamos por la «Senda Hachada» hasta encontrar el cauce del Rio Seco. Este rio está formado por variables y numerosas vertientes que traen su dirección de N. O. á S. desde las montañas de Bolivia que concurren á un punto común que llaman Nacimiento. El nombre del río, obedece á que tan solo durante la época de fuertes lluvias llena un abundante caudal de agua que va á desaguar en un extenso palmar que se encuentra dos leguas abajo. Del puesto San José, y que puede tener más de seis leguas de perímetro: es una inmensa multitud de palmeras de la especie copernicana cerífera; sobre un suelo altamente cenagoso á causa de la enorme masa de aguas que hasta allí lleva el Río Seco. 

Durante la seca, el lecho de este rio es perfectamente transitable y el espectáculo que ofrece al viajero -es sublime. Sus barrancas tienen por término medio 8 metros de altura sobre las cuales se admira una abundantísima vegetación en la que predominan en salvaje desorden la tusca, el algar- , robo, el lapacho y el quebracho, en un terreno muy quebrado que tan pronto da ver un promontorio, como una hondonada. Las inmediaciones del rio están cuajadas de sauzales, baobadles entre los que se esparce gran cantidad de caña común. La arena cubre con espesor de 0,30 'centímetros los bañados y solo en los terrenos al tos se observa una espesa capa de magnífica tierra vegetal. Las dimensiones latitudinales del chaco son muy variables, algunas veces mide de barranca á barranca más de 50 ó 60 metros y otras tan solo podrían contarse 12 ó 15, toda la longitud del rio puede calcularse en 30 ó 35 leguas (1). Hay momentos en que se ve uno obligado á detenerse ante algunos paisajes maravillosos. Un sol de oro, entre nubes de caprichosos colores que corona las copas de los árboles del bosque, de un verde oscuro que viene paulatinamente á perderse en el verde  claro de los sauces cuyos troncos besa la extensa capa de blanquísima arena que pisan nuestros (1) Bajando de N. O. á S. E: a caballo. He aquí uno de los casos en que un pintor buscaría inútilmente colores en su paleta, para imitar con verdad paisaje tan delicioso. La vegetación empieza á tomar un aspecto completamente distinto. En el centro del Chaco no he visto nunca un bosque cuyos árboles se elevaran á la altura de los que se empiezan á observar por estas latitudes ya más próximas al trópico. Puede calcularse la al tura media de estos árboles de 25 á 30metros. Su grosor no es en general exagerado, por más que excepcionalmente suelen encontrarse árboles muy corpulentos. Puede muy bien medir el grosor común de 0,4'á 0,5 centímetros. Pasarnos por «El Quebrachal» que sin duda debe su nombre á los numerosos quebrachos que por allí se encuentran formando bosques enteros, y pudimos llegar á marcha forzada hasta «El Tunalito» en donde dimos por terminada la jornada del día. El tiempo empezó á presentarse con nubarrones que poco á poco cubrieron el horizonte: la atmósfera se cargaba de humedad y las señales de lluvia eran evidentes. Por la noche se declaró un fuerte temporal con estrepitosos truenos y fuertes lluvias y vientos. El rio debía crecer, é ignorábamos la suerte que nos aguardaba, porque de seguir así el tiempo debíamos estar incomunicados en aquel lugar hasta la primera bajante En toda la noche no cesó un solo instante aquel pequeño diluvio pero al venir el día. Fue lentamente calmándose hasta quedar por completo despejado. El río, sin embargo, estaba crecido en términos que se nos hacía imposible vadearlo. Interrurnpida por tal causa nuestra marcha, supe que cerca del Tunalito se encontraba la primera tribu cliiriguana. Indios que siempre me hablan inspirado interés por las noticias que de ellos había adquirido y. tenía vivos deseos de conocer. Monté a caballo y me dirigí acompañado del sr Villagran hacia la toldería. 

Tuvo dos hijos: Leonardo, profesor de español en Dakota y Leopoldo, nacido en 1894, miembro de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Columbia durante 31 años y decano desde 1937 a 1960. Fundador de la Escuela de Pintura y Escultura y la de Artes Dramáticas en Columbia.Presidente de diversos organismos internacionales; Instituto Americano de Arquitectos; del Comité Panamericano del Instituto de Arquitectos… vicepresidente de la Asociación de Arquitectos Franceses en Estados Unidos, conferenciante, profesor. Nombrado Académico en EE.UU., director de la Casa Universitaria Italiana.  Participó, además, en la I Guerra Mundial como artillero de la División Arco Iris, siendo herido en ella. En 1945, Arnaud, en colaboración con Robert H. Podzemny y Joseph Kalenda, diseñó los planos para la reconstrucción de la ciudad checoslovaca de Lidice. Más tarde sería agregado cultural en las embajadas estadounidenses de Río de Janeiro (donde tiene una calle con su nombre) y  Madrid.  Falleció en París el 12 de marzo de 1984.





En la partida se refleja como en fecha de 16 de enero  de 1888, se bautiza al niño que Leopoldo se trajo de sus exploraciones, nacido –se dice- el 17 de marzo de 1881 en el Chaco austral. Al niño, de nombre Leonardo, se le añade el nombre de Leopoldo, bautizándose como Leopoldo Leonardo Ouk-Koh.